jueves, 23 de agosto de 2012

Excepto porque no hice ejercicio formalmente y tampoco me bañé podría decir que tuve un día bastante productivo. Anoche vinieron Maggie y Manolo a cenar y los pobres nos padecieron agotados. No pudimos armar una cena muy sofisticada pero zafamos como pudimos. A las seis y veinte (atrasé la levantada cinco minutos) sonó el despertador y estaba más zombie que de costumbre pero hice lo que tenía que hacer y cuando volví a la cama morí. Desperté una hora y media después por un sueño muy perturbador que incluía a D acusando a unos amigos, con los que compartía personal administrativo, de que le habían copiado la idea de un piso llamado "concha negra". No comments. También soñé con toda mi familia política, un robo en el túnel de Libertador; ni bien me levanté pude reconstruir todos los restos diurnos, uno a uno, y me sentí muy capa. Claro que ya eran como las nueve y pico, D me había acusado de que nunca lo abrazo ni lo beso, no quedaba ningún chico en la casa y me puse un buzo rojo, medias rosas y ojotas naranjas. Ando con la dignidad perdida. De hecho, eso de las dos, cuando terminé de trabajar, subí a bañarme pero me arrepentí y me vestí sucia. Primero probé con un jean que usaba embarazada de Roberta, después recuperé algo de sentido común y decidí ponerme un jean gastado pero que evitara que se me viera el orto por ser tres talles más grande de lo que me corresponde (y eso que soy gordi de nuevo, una gordi entregada, eso sí). Como no había luz, me tiré en el piso del cuarto de Milo a armar rompecabezas. "Roncabezas" le dice él y a mí me mata de la ternura. También le dice "sapaporte" al pasaporte, no quiero que crezca. Pero resulta que el pibito no es como su hermano mayor que a los tres años armaba los rompecabezas en tiempo récord, ni mucho menos. Por el contrario, no caza balón y pone las piezas en cualquier lado y completamente torcidas. Con el pobre Simón, yo me fastidiaba mucho cuando le daba uno nuevo para armar y no le salía. Ahora me da culpa, tal vez era superdotado y yo jodiendo, pero no se puede hacer nada con eso. Además la culpa es un sentimiento muy improductivo. Cuestión que le tuve una paciencia inverosímil en mí, lo ayudé con cariño y dulzura y entendí que evidentemente eso no es lo suyo. Después quiso jugar con unos cosas de madera así que me eché en su cama a ver cómo se entretenía hasta que llegaron los mayores. Después de comer dejé a Tita haciendo la tarea y salimos con los varones a caminar por el fraccionamiento. Hace días que extraño horrores poder ir caminando a lugares. Lo pienso y me angustio. Pero también valoro los muchos metros de mi casa, sus dos jardines, la plazuela a la que pueden salir cuando se aburren, los vecinos amigos y que no haya ruido. La vida es un cúmulo de dilemas irresolubles, lo sabemos. Fue media hora de caminata que el más chico se bancó bien. Cuando volvimos ayudé a Titi con la tarea y fui con Milo al Centro Comercial Interlomas para sacarme fotos para la renovación del pasaporte, fotos de Milo para el cole nuevo, buscar el CURP de él que no sale en Internet (pero había cerrado a las tres), cambiar las pilas de dos relojes de D, entrar a una academia de música a averiguar si no tenían profesores a domicilio y comprar huevos (la escasez asusta), más contact (no entiendo por qué tengo que forrar dos libros más después de los mil que forré) y el jamón de pavo que compré ayer pero nunca llegó a casa (no lo pagué, no os preocupeís). Ahora pierdo el tiempo acá porque en quince minutos tengo que salir bajo la lluvia a llevar a Roberta a la psicóloga, lo que implica manejar bajo la lluvia hasta la Condesa, sabiendo que el tráfico será el horror tanto de ida como de vuelta. Las botas de lluvia que me compré son muy monas pero me hacen doler los pies. D se supone que viene temprano, lo que puede ser siete y media, ocho. Y no mucho más. Simón hizo panqué de plátano mientras no estuve así que la casa huele delicioso. Mañana tengo dentista temprano y debería comprar cuatro regalos de cumpleaños, entre atrasados y los que se vienen este finde.
Parece que esto es vivir.

3 comentarios:

  1. Parece que si!El día desaparece en acciones insignificantes como el día a día y de golpe te das cuenta que pasaron años.Mi hijo me hace dar cuenta del paso del tiempo!no quiero que crezca y yo no quiero envejecer!
    Qué bueno volverte a leer!

    ResponderEliminar
  2. Tengo un IQ por encima de la media y NUNCA pude armar un rompecabezas.

    ResponderEliminar
  3. No creo que ninguno de mis hijos tenga un IQ superior, la verdad. Pero me alegra saber que el poder armar o no rompecabezas no es indicio de nada. Y sí, el tiempo lo marca el crecimiento irremediable de los hijos, uno se suele sentir siempre igual. Besos

    ResponderEliminar