jueves, 30 de agosto de 2012

Federer le gana a Phau en la segunda ronda del US Open. Aunque nada es definitivo porque recién es el primer set. Siempre quiero que pierda Federer, su esencia de máquina me cae mal. El tenis siempre me gustó, no jugarlo sino mirar. De chica, a los nueve o diez años me colgaba mirando los partidos de Gaby Sabatini; el tenis femenino me gustaba más porque los puntos tenían más continuidad. Hoy, viendo el partido de Serena Williams (no se puede ser tan gorda y estar tan alto en el ranking, el sobrepeso de los deportistas me estaría superando) contra una española mal encarada, me lo confirmó. También enganché el anuncio del retiro de Roddick. Me apenó pero creo que hace bien en dejar y seguir con su vida, la rutina del tenista profesional es muy dura y ya ganó plata para poder vivir tranquilo. Ayer también vi el último partido de Clijsters, ella me cae bien, que haya vuelto después de ser madre me parece muy loable y muy sabio que vuelva a dejarlo.
Si vi tanta cantidad de tenis es porque el lunes a la noche llegué de una reunión de trabajo temblando, desde los doce años no tenía fiebre sobre todo porque mi temperatura habitual es de 35.4 grados aproximadamente. Tenía las encías inflamadas desde el domingo, amanecí el martes con 38.5, unas cuantas llagas por toda la boca y la garganta super inflamada. Intenté contactar a mi ginecólogo y a otros dos clínicos sin éxito. Finalmente Martu, salvadora, me llevó a su médico en la Del Valle, no podía ir sola en taxi porque a duras penas podía tenerme parada y Mau estaba ocupado. Cuando llegué Simón me dijo "mami, andá a la cama, yo te llevo la comida", me puse a llorar desconsoladamente, toda la mañana había sido muy miserable. La enfermedad sin familia es durísima. D está en Bs As, parando en lo de mis padres y el sábado se va a Brasil. Tampoco es que sea muy piadoso cuando está, por lo general minimiza todo y no toma mucha conciencia de mis estados.
En fin. Desde el martes que no puedo trabajar, solo miré algo de tenis y dormité. De leer ni hablar, de ocuparme de mis hijos, poquísimo. De vida social, ni por asomo. Hoy me duele un poco menos el cuerpo pero las encías y las llagas me siguen molestando como el primer día.
Hay semanas en las que todo se hace tremendamente cuesta arriba.

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