lunes, 17 de septiembre de 2012

Debiera ser inmediato: si nadás, ya no te duele nada. Pero a juzgar por los cuarenta minutos sin respiro y los dolores que me siguen aquejando, no sería así. El médico dijo que nade o que haga algo aeróbico que me divierta. El sábado hice quince minutos de zumba. Venía bien pero como era fecha patria había dos profesores invitados y uno era desastroso. Logró deshacer toda la fuerza de voluntad que le estaba poniendo. Además, tenía que ir a buscar a Simi y a Nico a contadero, antes bañarme, buscar a Tita en casa y pasar a comprar un libro para Eva por el centro comercial Interlomas. Y después tenía asado en casa así que había que hacer guacamole, peperonata y crumble de peras. D había sacrificado su tenis para ir a hacer las compras y preparar pozole. Hizo dos ollas gigantes de pozole. Además del asado. A la noche fuimos a lo de María y lo llevamos. Siguió sobrando pero mucho menos. Creo que lo llevó a la oficina porque en el refri no está, uso todas las partes del cerdo que existen en el mercado, parece que estaba rico; no lo probé porque soy incapaz de comer algo tan grasos, mi cuerpo no lo digiere. Tampoco me gusta.
Hoy es semi feriado. En realidad no es feriado pero los chicos no tuvieron clases. El 15 de septiembre es el grito pero creo que el 16 es el feriado oficial. Cuando cae día de semana... Le di el día a Silvia porque vino su hija de Puebla con los nietos para ver desfilar al hermano. Simón se vio todo el desfile en nuestro cuarto mientras nosotros dormíamos. Dtespués salimos a ver los aviones que pasaban formados como bandadas de pájaros. Es increíble que acá los militares no tengan el aura de hijos de puta que le vemos los argentinos a nuestro ejército. Al no haber golpes, la mirada es muy distinta, cuasi inocente. Y el desfile es de interés nacional.
Recién a las doce del mediodía logramos salir del cuarto. Desayunamos pesado: D pozole y sandwichito y yo varios panes con queso crema. El día anterior había dado cuenta de la mitad de la torta de chocolate que había traído Mercedes. Deliciosa pero una bomba para mi aparato digestivo. A esa altura por suerte ya no la sufría. Luego de disquisiciones varias y algún entredicho decidimos ir a CU. Llegamos rápido, paseamos por el MUAC, cuyas muestras suelen parecerme cualquier cosa pero el edificio es increíble, y después los chicos patinaron por la zona (nos echaron de la explanada pero caminamos hasta un circuito que arman a unas cuadras). A las cinco llegamos a un cumpleaños que había sido el día anterior. Chicos llorando de hambre, un matrimonio peléandose, una tarde que no terminó bien. Ahora Milo y Tita juegan con Feli y Juana mientras yo espero a Pau con sus hijas. Simón se fue con D a la oficina y no quiso volver a hacer tenis. Yo lo busqué al pequeño que también se había ido pero como tuve que llevar una cosa de trabaja me lo porté de regreso. El día supo ser soleado y ahora es gris. Los dolores no me dan tregua. Comería otra vez medio pastel de chocolate. El cuerpo me lo pide.
Y no mucho más. Ah, Shaná Tová, otro año que pasa sin cena. Ya me acostumbré.

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