jueves, 18 de octubre de 2012

Los temas parecieran concatenarse, muchas veces, más allá de la voluntad. Ayer, en la cena de chicas, hablamos de los codos salidos de diversas hijas. Por mi parte, conté que de chica me pasó dos veces y que es muy doloroso que te lo coloquen. Creo que está relacionado con que tengo los ligamentos flojos aunque ya ni sé quién tiró ese diagnóstico ni cuándo. Presumo que alguna de las muchas veces que me esguincé los tobillos o los dedos. Pero esta suerte de condición hace que sea una persona increíblemente flexible. Bastante más que la media.
Hoy llegué al club justo para hacer una clase de yoga después de cuatro años y, una vez más, quedó en evidencia la facilidad que tengo para posturas que parecen imposibles para los humanos. Y ese es uno de los motivos que me mantuvieron alejada de la disciplina: el miedo a una lesión por no estar bien supervisada. Después de la clase me metí al sauna a lavarme el pelo, el primer paso de mi nueva rutina, y allí me encontré a la señora que, antes de empezar la clase, me había recomendado buscar un tatami que hay en el vestuario para no lastimarme con las colchonetas. "¡Qué maravilla, qué bárbara, qué flexibilidad tienes!" exclamó mientras una excesiva cantidad de espuma le escurría por la espalda. "Gracias", dije desnuda, un poco mareada por la humedad, lavándome también la cabeza. Siguió diciéndome que debía ser una persona de mente también muy flexible porque al parecer hay una correlación entre la condición física y la mental. Contesté que no lo sabía y evité contarle que era la primera vez que lograba hacer una clase entera, concentrada, y que en la relajación había podido sentir que sí, que el piso me sostenía a mí -tal la consigna del profesor- y no yo al piso. Justo tenía una sensación de bienestar supremo que no conozco demasiado bien. En cambio la saludé con amabilidad y fui al sauna.
El profesor, durante la clase, habló dos veces sobre "pensamiento positivo" algo que me es ajeno por completo. ¿Qué es el pensamiento positivo? Lo negativo es parte esencial del todo. Y querer negar partes esenciales es de por sí imposible además de ingenuo. Más allá de estos detalles, que fueron nada más que eso: detalles, la clase me vino espectacular. De repente pareciera que la armonía es posible, abrazando los elementos negativos del sistema, arrullándolos, asumiéndolos y otros etcéteras. A ver cuánto dura.
Namasté.

2 comentarios:

  1. Si tienes flexibilidad, aprovéchala. A mí me encanta hacer yoga y hay días (no todos) en que siento que salgo flotando.

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  2. ¿Pensamiento positivo? Vaya, ojalá y sea algo más consistente que una corriente actual resumida en cierta cita (no sé si supuesta o real) de Paulo Coelho: Si deseas algo intensamente, toda la creación conspirará para que se cumpla tu deseo. Algo que, como decís, contradice lo que algunos hemos vivido una y otra vez. Me gusta leerte. Me gustaría poder ser sincero conmigo mismo como vos lo sos; quiero pensar que estos diálogos son primeramente contigo y después los compartís.

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