martes, 22 de octubre de 2013

Soy como uno de esos caballitos de mar transparentes que se compran en la Costa Atlántica y cambian con el clima. Nunca tuve. En Pinamar puede que no hubiera. Llueve. Mucho. Hace rato. Sabía que iba a caer pero no tan rápido. Mind the gap. La felicidad, esa distancia entre las expectativas y la realidad, hoy parece esquiva. ¿Por qué? No sé. D que está nervioso y con poca onda. A un millón de años luz de forma permanente. Prefiero ni pensar. Entristece.

El día se divide en pequeños bloques entre una actividad y otra. Rinden todos y ninguno. Extraño la era en la que todo me parecía posible. Aunque era todavía más angustiada que ahora. Qué desperdicio. Esos años en los que todo tiene que estar bueno... yo sufriendo. Y bla bla bla.

Todo pasa. Siempre. Lo repito como un mantra. A veces. Porque es sabio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario