martes, 29 de abril de 2014

Camilo cumplió 5 ayer.

Me pegó rarísimo porque es mi bebé y ya es un pibe grande y qué onda con la vida que pasa tan rápido. Por suerte D está operado porque veo bebitos y digo "qué divinos". Tremendo.

Porque los hijos son vida. Renuevan la esperanza. Y yo, aunque soy más feliz, menos angustiada y tengo la ansiedad limada, no dejo de vivir en la turbulencia constante.

Ojalá supiera dibujar. Pero en las clases de dibujo del colegio era la peor. Todas tenían 10 y yo 7. Podría decirse que soy una persona sin absolutamente ningún talento. Qué notorio.

Acá mucho malhumor. No en lo particular sino en lo general.

A mí me sobran kilos pero no sé cuántos porque no me peso. Hago aeróbico un mínimo de 3 veces por semana y yoga 2. Eso me hace feliz.

Hijos mayores pegan figuritas del mundial. En el piso de la sala de tele. Se llevan bien, no se pelean, un milagro. Me enamoran.

Me pica la cabeza. Y eso que hoy fui a una clínica a que me despiojaran. La vida es muy difícil, tal y como ratificó mi analista cuasi octogenario (aka el oráculo).

Tengo hambre de algo dulce.

En fin.

Así las cosas.

1 comentario:

  1. 5 años??? pero tan rápido pasó? qué increible, me acuerdo cuando era bb y dormías poco, parece que fue ayer.
    qué hice yo en estos años? nada NA-DA.
    Es para alarmarme.

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